La finca Torre Capitán es mucho más que una explotación agrícola y cinegética: es el reflejo de una historia familiar que ha sabido mantener viva la esencia de la tierra durante cuatro generaciones.
Sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX, cuando la familia comenzó a trabajar estas tierras con esfuerzo y dedicación. En aquellos tiempos, la finca era un lugar de ganadería, agricultura y caza, actividades que convivían en equilibrio con el entorno natural. La vida en Torre Capitán siempre estuvo ligada al campo, a las estaciones y a la tradición de cultivar y aprovechar los recursos de manera sostenible.
Con el paso de los años, la finca fue adaptándose a los nuevos tiempos. Aunque la ganadería dejó de formar parte de su actividad, se mantuvo el cultivo extensivo de cereal, base histórica de la explotación. Hoy, se cultivan variedades de gran valor como la avena rubia, la cebada para pienso, la cebada cervecera y el trigo panificable, productos que se destinan en gran medida a semilla certificada, garantizando calidad y continuidad.
En paralelo, la caza ha seguido siendo una tradición en Torre Capitán. Actualmente, se centra principalmente en la caza menor, con especies propias de la zona, aunque también se permite la presencia de piezas de mayor, sobre todo el jabalí. Una actividad que no solo mantiene vivo el legado cinegético, sino que contribuye a la gestión sostenible del entorno natural.
Hoy, bajo la gestión de Torre Capitán, S.A., la finca mira al futuro sin perder sus raíces. Además de los cultivos tradicionales, se ha iniciado un proceso de diversificación con la plantación de leñosos, comenzando por el almendro, un proyecto que une tradición e innovación para garantizar la viabilidad de la explotación en las próximas décadas.
La historia de Torre Capitán es la historia de una familia y de una tierra que han permanecido unidas generación tras generación, con el mismo compromiso: cuidar el campo, producir con calidad y preservar un legado que seguirá creciendo en el tiempo.
